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Pensando en Sr. Tommy

Hora de un cuento:


No sé en qué grado estaba. Todo lo que recuerdo es una cartilla de tareas cubierta de estrellas doradas, y un profesor asistente llamado Sr. Tommy. Él se veía como un Sr. Tommy. Solía usar un chaleco, una corbata de lazo, gruesos lentes de montura acrílica y cabello peinado. Recuerdo que éramos demasiado jóvenes para tener un profesor que usara corbata de lazo que creyera firmemente en condicionar a los niños. Pavlov no se comparaba con él. Él VIVÍA para su cartilla de estrellas doradas (probablemente porque era su única contribución a la clase). La cartilla era ley y cuando seguíamos la ley, nos

recompensaba con una diminuta pegatina en forma de estrella dorada, reluciente y con un engomado de mala calidad. Obviamente, a ninguno de los otros niños les importaba un carajo, así que nunca sumaban estrellas a la cuota semanal que necesitaban para obtener un premio al final de la semana. Entretanto, yo estaba decidida a obtener el borrador de goma en forma de flor, que por otra parte era demasiado pesado para yo poder usarlo en primer lugar, como premio por obtener todas mis estrellas al final la semana. Lo único que me impedía lograrlo era uno de los criterios para recibir una estrella - limpiar por todos. En otras palabras, cuando se acababa la hora de lectura en el área de biblioteca, la persona que recogía de la alfombra las almohadas olorosas a culito de bebe, obtenía luna estrella dorada. Pero bueno, Sr. Tommy, ¿cómo coño quiere que YO recoja las almohadas del piso, si estoy amarrada a mi silla? Es lo que la cosita que era yo, solía pensar. Yo sí obtuve el borrador de flor, y me di cuenta lo barato que era, pero ese no es el punto. La moral de esta historia es la siguiente: Yo siempre obtuve cuatro estrellas al final de la semana, en lugar de las 5 estrellas, porque yo nunca podía recoger las apestosas almohadas y era obvio que el profesor asistente lo sabía. Dicho esto, él nunca adaptó los requerimientos para ajustarse a mis necesidades. Por el contrario, sólo los descartó. Así ha sido toda mi vida… La sociedad no se adapta a mis necesidades de mujer discapacitada, solo las descarta por completo.


Últimamente he estado pensando en el Sr. Tommy. No de esa manera…. Ew. Sino porque estoy de vuelta a casa en Puerto Rico, y he regresado a la escuela. Estoy tomando cursos de prelación o nivelación antes de solicitar mi programa de Maestría, y por alguna razón decidí hacer esto durante una pandemia (¡Oh, espera, no!... Ya recuerdo por qué lo hice - PORQUE ESTOY ENCERRADA EN MI MALDITA CASA) ¡Y ha sido un infierno! No por el nivel de dificultad de los cursos, sino porque una vez más, al sistema le importa ¡un coñooo! la comunidad discapacitada. Oh, olvidé mencionarlo, es todo en línea. Así que puedo decir que nunca le he visto la cara a mis profesores, o el hecho de que no hacen disertaciones, o que no contestan mis correos. Estoy convencida de que son reales, únicamente porque tomé la iniciativa de investigarlos en las redes sociales. (Todas las personas mayores aquí, tienen Facebook) De hecho, uno de mis profesores nos dijo que la mejor manera de comunicarnos con él era a través de mensajes de Facebook – qué profesionalismo. Pero voy a hablar aquí de lo siguiente: Cuando estuve en el Savannah College of Art and Design (SCAD, para los que no han leído mi blog), inicialmente tuve algunos problemas con las personas del servicio de consejeros, que también se ocupaban de las discapacidades y acomodos razonables y toda esa mierda. Para saber más de esta historia – siéntase en libertad de leer mi libro:



Espero que hayas disfrutado mi anuncio casual – Pero estoy divagando. Algo que no puedo criticar sobre este departamento en esa institución en particular, es que, partiendo de la premisa de que el 50% del cuerpo de estudiantes se identificó con alguna discapacidad (lo que hizo que mis padres se retorcieran en desaprobación cuando se enteraron), ellos se las arreglaron para evaluar cada discapacidad de forma diferente, basada en las necesidades de cada estudiante. y cada discapacidad era tratada con respeto, no importa cuál fuera, COMO DEBE SER, EN MI OPINION. (Ya sé que estoy usando demasiadas mayúsculas - Ha sido un semestre difícil) Por otro lado, no sé lo que esperaba… Me olvidé totalmente que estaba mudándome de regreso a la misma isla que me negó fondos federales para educación, porque mis metas en la vida eran inalcanzables – Léase: En su opinión, yo era demasiado discapacitada para graduarme. Esto era cuando estaba iniciando mi solicitud para ingresar en la universidad. Mírame ahora cabrona, ¡con mi diploma!


Así que ahora, regresando al presente, todos mis profesores actuales están dando a todos en mi curso, una extensión de dos horas para terminar un examen, porque yo, la estudiante discapacitada, tiene un acomodo razonable de extensión de tiempo. Yo le dicto todo a un individuo que no entiende un carajo de lo que pasa en mi cabeza (porque ya sabes, no es telépata)… digamos que, hacer un examen a mí me toma un poquito más de tiempo de lo que le toma a un estudiante promedio. Y sin embargo, TODOS estos cabrones tienen una extensión de dos horas…¿ cómo puede ser eso un acomodo para un estudiante discapacitado??? La guinda del pastel: aún es poco tiempo para mí. ¿Alguna vez has dictado un problema de matemáticas? Es traumatizante. El maldito reloj sigue contando el tiempo y de repente te das cuenta que sólo quedan 2 minutos y estás tratando de encontrar la palabra “corchete” en tu cabeza y sólo te sale “ya sabes, los paréntesis cuadrados” y tu asistente te mira como diciendo “¿qué carajo?” Pero incluso si ella sabe de lo que estás hablando, no puede decirlo porque, ya sabes, ¡es un EXAMEN! Para el momento en el que recuerdas la palabra “corchete”, el reloj del examen alcanzó 0:00 y terminaste el puto examen justo a tiempo.

¿Revisé o volví a chequear mis respuestas? No. No tuve tiempo.

La peor parte fue que el profesor tuvo la audacia de responder lo siguiente: algo parecido a “Yo generalmente doy una hora y media para este examen, pero dado que usted y otro estudiante discapacitado están en mi curso, le he dado a todos en la clase, dos horas. ¿Cuánto tiempo necesita usted?” Yo quería responderle, ”No hay manera de que un estudiante capacitado pueda hacer esta prueba estadística en una hora y media. Yo soy lista. Yo sé. No puede hacerse. Así que, ya deje de intentar hacerme sentir tonta”. Pero una vez más, ese no es el punto. El punto es que este pendejo ignorante decidió que este era un acomodo razonable adecuado para mí (porque de repente, él es un doctor que conoce mis necesidades). Más importante, este pendejo ignorante… sí, lo dije dos veces, decidió que este estudiante desconocido/discapacitado que también está en la clase, debe ser evaluado de la misma manera que a mí, porque si él es discapacitado y no se está quejando, por qué yo sí? Podrás imaginarte cómo contesté a ese correo. Describí mi discapacidad exhaustivamente para ver si él podía encontrar una pista y entender por dónde venía yo. Pero mientras tanto, y tratando de resolver cómo escribir el correo, encontré varias definiciones de “acomodos razonables”, y el tono subyacente de todas las definiciones estaban desde la perspectiva de una persona no discapacitada. Es como si las personas no discapacitadas creyeran que salimos a buscarlos a ellos. Como Chucky, o Jason. Lo que trato de decir, es que todos parecen estar preocupados porque las personas discapacitadas tengamos el control… No. Somos discapacitados… Es como si la sociedad dijera “Dios te bendiga, chiquilla indefensa”, mientras simultáneamente murmurara en voz baja, “Cabrona tramposa”, y no en el buen sentido. Así que sí, como miembro de la comunidad de discapacitados, la amplia comunidad de discapacitados, si me permiten, estamos confundidos. ¡Escojan una opción! Y ya que estamos hablando de esto, cuando escoges una, ¿puedes medirnos a todos basándote en, fíjate en esto… lo que necesitamos? Porque ese estudiante discapacitado del que hablaba, probablemente tenga Déficit de Atención e Hiperactividad, lo que está bien y es válido, pero es COMPLETAMENTE diferente de mi situación - él probablemente no necesita un escribiente, o tiempo para usar la chupa. Mientras, yo probablemente no necesite un temporizador para recordarme cada 15 minutos que me enfoque.

El punto de esta entrada de blog, honestamente, no es para ti. Yo realmente no estoy contándote una historia o enseñándote una lección. Si aprendiste algo, felicitaciones, tienes una estrella dorada. Estoy tratando de recordarme a mí misma por qué he vuelto a estudiar. Porque últimamente he tenido recuerdos de la urticaria por estrés que solía tener, mientras justificaba mis derechos a una cabrona con portapapeles. Pero supongo que la razón es la siguiente: necesito educarme a mí misma para poder educarlos a ustedes. Y así podré educar a futuros Sr. Tommy, y mostrarles que la mejor manera de darle propósito a un niño con discapacidad, es medirlo como un individuo. Si yo no recogí las almohadas sucias y tostadas del piso, entonces modifíquelas y dígame que supervise a mis compañeros cuando están limpiando, o tal vez pueda llevarlas a casa y lavarlas para la clase, Dios sabe que lo necesitaban. Seamos realistas, ¡no es ciencia espacial! Sólo tienes que preguntarle al individuo, "¿qué necesitas?" y si estás dispuesto a dejar tu orgullo a un lado, hijo de puta ignorante, no deberías tener ningún problema en acomodar a cualquier futuro estudiante discapacitado. Sé que la mayoría de ustedes probablemente me dirán que lo denuncie ... Los mantendré informados. Todo lo que sé, es que definitivamente, él no me dará una estrella dorada este semestre.



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