Nota: Sé que no he escrito desde hace algún tiempo… Feliz cumpleaños para mí, muchas gracias. Pero, es que he estado en el proceso de tratar de hacer algo con mi vida durante la pandemia. Léase, he estado ocupada estudiando, regresando a la escuela.
Recientemente volví a casa (Estoy segura que ya he mencionado donde está mi casa), y debo decir que había olvidado lo emocionalmente estreñida que la cultura hispana puede llegar a ser. No me malinterpretes, el 90% de nuestra música es del tipo de emoción pura y absoluta “Moriré por ti”, pero cuando se trata de emociones reales, interpersonales, se convierte en el tipo de situación “él dijo, ella dijo”, y nadie se detiene a imaginarse lo que se encuentra detrás de la puta puerta Nº3. No obstante, es octubre. Así que ya deberían saber lo que eso significa: Es tiempo de una espeluznante arenga feminista.
SE ENCIENDE UNA SEÑAL LUMINOSA
Acérquense mis hermosas damitas y mis apuestos caballeros de mente abierta (Ya ves, inclusividad). Les contaré la historia más aterradora que jamás escucharán sus oídos, y que jamás leerán sus ojos (No sé cuál es tu estilo). Es la historia de la mujer que fue castigada injustamente, la Hester Prynne de la mitología griega. Me refiero a Medusa (Se escucha música dramática)
La historia de Medusa se remonta al 6000 A.C. De hecho, en principio, no era humana, sino una gorgona. Medusa es de la familia de las Gorgonas y vivía más allá del Océano con sus hermanas Euríale y Esteno. Una de sus hermanas (no me preguntes cuál, para ser honesta el árbol familiar es un desastre y tengo vainas que hacer) era una criatura totalmente en forma de serpiente, o sea, una furia. La otra era más parecida a Medusa, cabello de serpiente, etcétera, pero su belleza no sobresalía tanto como la de nuestra ingenua. Medusa parecía humana. No, tacha eso, ella era más que humana. Ella era hermosa más allá de lo creíble. Por lo que no sorprende que a Poseidón (ya sabes, el intimidante dios del océano) le llegara a gustar. Ahora, aquí es donde la historia comienza a fallar – crecimos con películas y medios convencionales que nos decían que Medusa fue seducida por Poseidón y maldecida por Atenea como castigo por la transgresión (palabra elegante para pecado) que ocurrió en su templo. El castigo fue el siguiente: Te haré espantosa. Pondré serpientes en tu cabello y te daré ojos que nunca podrán volver a mirar a otro hombre sin convertirlo en fría piedra. De acuerdo a la interpretación de Hesíodo, eso fue un castigo para mantener a los hombres alejados de Medusa, porque ella actuó bajo el impulso de la lujuria. Ahora, quiero pedirte, lector, que te tomes un minuto y ejercites tu pensamiento crítico. ¿Esto tiene sentido? ¿Esto convertiría a una mujer sacerdotisa en la predadora vengativa que nos dibuja la mitología moderna? Porque para mí, no tiene el mínimo maldito sentido. “Él dijo” que detrás de la puerta Nº 1 había un hombre (Poseidón) “seduciendo” a Medusa y “ella dijo” que detrás de la puerta Nº 2 había una mujer (Atenea) castigando a otra mujer (Medusa) por ser una zorra, PERO ¿ES QUE A NADIE LE IMPORTA LO QUE HAY DETRÁS DE LA MALDITA PUERTA NÚMERO TRES? El poeta romano Ovidio (cuyo nombre se asemeja demasiado a COVID para mi gusto) escribió “La Metamorfosis “, en el siglo VIII A.C. Allí, él replantea una historia en la cual Medusa no fue seducida… ella fue abusada por Poseidón, y Atenea no la maldijo dándole cabello de serpiente y ojos a evadir. Al contrario, fue una bendición, porque Medusa estaba muy traumatizada por lo que los humanos (hombres) podían hacerle. Ella se sintió cómoda sabiendo que nadie podría hacerle daño de nuevo. Mal podía saber ella, que sería cazada por Perseo. Ahora, ¿no les parece que esta historia tiene algo más de sentido?
Ella no era una villana, estaba enfrentando su trauma (se llama atacar, cabrón). No es culpa suya que la cultura occidental viese la feminidad y la belleza como la mayor amenaza, porque es la única cosa que los hombres no pueden controlar. Es por ello que Perseo tuvo que cortarle la cabeza por completo, en lugar de solo sacarle los ojos, porque tenía que separar la mente de Medusa, de su cuerpo, era demasiado para poder controlarla. Luego entró en el juego la Iglesia Católica, e igual que con el árbol de Navidad (odio darles la noticia, pero es un rito pagano que ellos transformaron, le lanzaron algunas lucecitas y le llamaron un puto árbol de navidad), ellos tomaron la historia de Ovidio, la desecharon y salieron con la versión predadora. Ya sabes, la versión donde el hombre no hizo nada malo y es la mujer quien es castigada.
Irónicamente, ese no es el mensaje que quiero que mi lector saque de esto... Espero que esta sea la última puta vez que ocurra un movimiento como el que ha ocurrido en mi isla. La gente tomó las calles para protestar porque 29 mujeres, hasta ahora, han desaparecido en 2020 y sólo uno – o dos- de los incidentes han sido dados a conocer. Lo chocante de todo esto es la gente que abiertamente dijo estupideces como “probablemente lo merecía” o “también los hombres desaparecen, ¿cuál es el problema?” y aquí va mi favorita: las mujeres que pisotean la reputación de otras mujeres. Es que, yo lo entiendo, Petra, tienes un hijo al que engañaron, pero eso no te da derecho a llamar putas a todas las mujeres. Porque Medusa, la mujer más intimidante y atemorizante y estoica de la literatura, que parece no tener remordimientos acerca del bienestar de otra gente, tiene una historia detrás de la puerta Nº 3. En cada historia hay dos lados, y en la mitología griega puede haber como 18 lados diferentes. No debemos juzgar a la gente (digo gente, pero en realidad, de verdad quiero decir mujeres) basándonos en chismes. En este punto debemos ser capaces de hacer una de dos:
1) Que no nos importe un carajo porque no es asunto nuestro.
O
2) Tomar la iniciativa de descubrir lo que en realidad sucede, a partir de una auténtica y genuina preocupación.
Y último, pero no menos importante, a las hermosas chicas que están leyendo esta entrada: tomen en cuenta que Medusa se convirtió en un símbolo. Las mujeres solían poner su emblema en las puertas para que otras mujeres supieran que era un lugar seguro para buscar refugio. ¿Dónde está nuestro emblema? ¿Dónde está nuestro símbolo de apoyo para otras mujeres? Yo siento que estamos en el 2020 y no hay más lugar para la ignorancia. El mundo es redondo, el cambio climático es real, la ciencia no es magia, y las personas deben ser respetadas.
SE APAGA LA SEÑAL LUMINOSA.
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