Bueno, la vida ha sido una tormenta de mierda últimamente. Mis padres decidieron que la familia hiciera cuarentena debido al infame COVID-19, dos semanas antes de que el resto del mundo lo hiciera. Mis dos semanas adicionales están empezando a pesar sobre mí, no lo llamaría claustrofobia... pero ha ocurrido una desafortunada cadena de eventos. Me explico: no culpo a mis padres. Yo ciertamente entro en el 3% de las personas que podrían ser fuertemente afectada por el virus.
Dicho esto, he decidido escribir acerca de cinco cosas que me han hecho sonreír este mes. No voy a mentir, aquí estoy deshojando margaritas.
1.) Organicé una comida vegana/vegetariana.
Una semana antes de que comenzara la cuarentena autoinducida, reuní a mis amigos para una comida de despedida. Que conste que todos mis amigos son o veganos o vegetarianos … excepto yo. Así que esta chica decidió hacer las cosas simples, dos días antes decidí que solo iba a comprar dos botellas de champán y un litro de jugo de naranja, ordenar algunos panqueques veganos de nuestro sitio favorito con menú de vegetales, Fox & Fig (¡Un consejo! Realmente pienso que deben incluir de nuevo en el menú, los macarrones con queso) Cometí un error al contarle a mi mamá mi relajado plan, con el cual no estuvo de acuerdo. Me llamó por mi nombre completo, seguido por “¡¿Cómo se te ocurre invitar gente y no tener un banquete?!” Esas no fueron sus palabras, resumí un sermón de dos horas, en esa oración. Esto nos llevó al supermercado, donde pasamos entre media hora y una hora buscando productos veganos/vegetarianos. Cada 15 minutos tenía que explicarle a mi mamá lo que es el veganismo. Me arriesgué con unos bollos de canela de Annie, porque decían “orgánicos” y por alguna razón pensé que tal vez eso significaba vegano. Así que los compré y eran justo lo que necesitaba. Mientras los estaba haciendo, leí la etiqueta y decía: ¿tal vez leche? Lo que me hizo preguntarme, ¿Tal vez? Me hizo sentir como que el empaque me daba a escoger. Y yo escogí creer que ningún animal era perjudicado mediante la elaboración de estos pancillos. En otras palabras, fue un triunfo.
2.) Estoy acercándome bastaaaaante a Lily
Estoy contenta de haber hecho la comida con mis chicas, porque poco podía saber que iba a ser una de las últimas veces que las vería por algún tiempo. He sido forzada a reducir mi equipo a cero. Ahora sólo somos yo, mis padres y Lily. Lily es mi Yorkie Tacita de Té anciana de 19 años, con gran actitud. Está ciega y probablemente sorda. He pasado tiempo de calidad con ella, como nunca. He estado tan aburrida, que literalmente he contado cuántas veces Lily se ha tropezado contra las paredes. El número es 165 y sumando. He llegado a la conclusión que ella me ve como una gran aspiradora, pero no te lo tomes a pecho, porque yo la veo a ella como una aspiradora miniatura. Ella es el epítome de la perseverancia porque, aunque está ciega, jamás deja de moverse. Es por esto que me propuse descubrir por qué ella nunca se queda quieta --- es decir, no tengo más que tiempo por ahora. Así es como descubrí el juego favorito de Lily: se llama El Juego de Hacer Pipí Dentro de Casa Para Que Papá Lo Pise. Ella pasa el 85 % del día oliendo el piso. En mi mente (y sé que tengo razón) ella está rastreando el olor de papá para orinar estratégicamente en su ruta más frecuente. Papá está empezando a darse cuenta, pero ella es una experta en el juego. Apuesto por Lily.
3.) He estado jugando juegos de mesa con mis padres.
Me he dado cuenta que tanto mi papá como yo, somos realmente competitivos. Nunca hemos sido el tipo de familia que juega estos juegos de tablero, a menos que estuviéramos visitando a mi abuela, en cuyo caso Monopolio y Clue fueron prohibidos oficialmente en esa casa. Sin embargo, Mamá decidió que una buena manera de alejarse un poco de las redes sociales, es jugando juegos de tablero. Obviamente, mi mamá pasa la noche anterior memorizando todas las instrucciones de los juegos de tablero que ella misma escoge en Amazon. Así que, si me preguntas, ella siempre nos lleva ventaja. Mientras tanto, mi papá y yo tratamos de alcanzarla y por alguna razón, simultáneamente tratamos de rebatir a Mamá en su explicación sobre las reglas del juego, creyendo que ella ya está haciendo trampa. Esto nos lleva a que papá y yo jugamos como escépticos profesionales, siempre acusándonos de hacer trampa. Estamos tan concentrados en acusarnos mutuamente, que Mamá siempre gana.
4.) Mis reglas auto-impuestas están volando por la ventana.
Siempre he sido una persona muy organizada; la simplicidad no es una de mis cualidades. Incluso si no tengo nada que hacer o algún ligar al que ir, siempre procuro usar un atuendo bonito y/o peinarme. Nunca estoy descalzo, principalmente porque me gustan los zapatos y mis pies duelen cuando estoy descalza algunas veces. Incluso en domingos apacibles, no me veo perezosa. Sin embargo, esta experiencia de la cuarentena me ha dado un sentido de frustración, que conscientemente he escogido describir como libertad, con la esperanza de que mi cerebro de hecho me crea. Esto me llevó a experimentar el vestir mis pijamas todo el día. Sé que la mayoría de ustedes no se sienten impactados por esto, pero tienen que entender que eso sólo sucede las mañanas d navidad. Ya que mis pantuflas de Mickey Mouse aún están en cajas (sorpresa, sorpresa, no llegué a mudarme) Sólo tengo dos pares de botas de combate y un par de tacones, así que decidí estar descalza. ¿Afectará esto mi estado emocional? Solo si lo pienso mucho. Si no lo hago, entonces soy solo una mujer despreocupada en unas vacaciones improvisadas por un período de tiempo desconocido. Ya sé que la mayoría de ustedes probablemente no está sonriendo con esto, pero depende de la perspectiva. Estoy viendo esto como un reto propio para romper todos mis límites. Dejar de ser un palo tieso. Las cosas no tienen que ser perfectas, lo cual, si eres un fiel seguidor, ya sabes que tengo un problema con eso. Así que tal vez, después que esto haya pasado, quizá escoja comprometerme por completo con un domingo apacible.
5.) Descubrir que el dictado virtual es una opción.
Yo soy adicta al trabajo, siempre estoy haciendo algo de lo cual me pueda beneficiar, aunque no sea para mí. Así, la idea de no tener asistentes y de no poder escribir mi blog era un pensamiento doloroso. Para aquellos que no lo saben, yo les dicto a mis asistentes y ellas lo tipean en mi laptop. Así que todo lo que están leyendo ahora, está siendo tipeado por Julia Ernst, ella es una chica verdaderamente encantadora. 😉 He tratado de usar programas de dictado, pero la verdad es que nunca reconocen mi voz y me toma más tiempo corregir lo que escribe la máquina de lo que tardo de hecho en escribir. Además, he entrenado a mi cerebro a escribir de cierta manera. Me gusta hablar con la persona a quien dicto. Vocifero, tenemos una conversación, le pregunto acerca de su día, me quejo acerca de mi día, y es así como las ideas comienzan a fluir. Intenté dictarle a mi mamá, y aunque juró no comportarse como madre y dar opiniones, sentí que era una buena solución temporal, pero no una permanente. Entre tú y yo, el fuerte gen de la opinión viene de mi madre. Y aquí es cuando recibo un mail de mi editor, si, es correcto, dije mi editor. Estoy publicando mis primeras memorias. ¡Sorpresa! Me estoy apartando del tema. Tenía que contestar el email e iba a ser un email largo, así que decidí probar esta tendencia de conferencias virtuales. ¡Y aquí estamos! He dictado todo este artículo del blog mediante una reunión de Facetime. Me preocupaba que tal vez Julia no iba a poder entenderme por una mala conexión de internet. Pero no, todo está funcionando perfectamente y acabamos de terminar un increíble artículo de blog.
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